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En el presente trabajo expongo el desarrollo de la gracia en la Señora Concepción Cabrera de Armida, desde el tema de la soledad y el abandono. Ella alcanzó en la soledad el lugar de encuentro, de diálogo, de unión con Dios. «Yo soy un Dios escondido y me comunico en la soledad». Y «el que me quiera encontrar, que suba por la cruz y por Jesús y me hallará… Si no me derramo en las almas, es porque no encuentro recipientes… Yo habito en la soledad interna de las almas; huyo del ruido y busco el silencio y el vacío para comunicarme… Piensa en Mí… No me olvides».

Después que Jesús la invita a vivir la etapa de la soledad y abandono, ella al tomar conciencia de esta realidad en su desarrollo humano y espiritual, hizo suya por opción personal, «vivir en la soledad».

«¡Quisiera quietud, soledad, un continuo coloquio con mi Jesús…!»

La Señora Concepción descubrió en esta llamada, una atmósfera, una autopista, la conexión para llevar a cabo la transformación y unión con cada una de las Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad en Cristo Jesús. Ella nos revela la importancia de la toma de conciencia del «yo» y conocerlo para que posteriormente sea el lugar, la sede, el altar, de encuentro del Hijo que la lleva al Padre por la acción del Espíritu Santo.

Concepción Cabrera de Armida

Además, ella descubre en su proceso de la vida de la gracias y en su vida de unión, que la soledad es una nueva plataforma, para realizar la voluntad del Padre, que le revela el Hijo como Camino, y la ilumina el Espíritu Santo para santificarla.